Hace unos años no había duda de que al montar un equipo gaming, cualquiera que fuese su gama (baja, media o alta), había que montarle un micro Intel. Hoy en día con la aparición de los Ryzen de AMD tenemos que analizar cada configuración con cuidado porque la potencia y precio de los Ryzen nos han abierto el abanico de opciones.
Es cierto que la capacidad de overclock y la potencia mono-núcleo de los microprocesadores Intel los hacen ideales para equipos gaming, pero el mayor número de núcleos y la diferencia de precios nos puede hacer inclinar muchas veces la balanza a favor de AMD. Esto se traduce en un beneficio tanto para los profesionales de la informática cómo para el Usuario final.
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